sábado, 2 de junio de 2012

Capítulo 24: Ajeno (Si es que alguna...).


En el capítulo anterior...
<<Durmió toda la noche en la cama de Draco, porque con las semanas había descubierto que su extraño olor la hacía olvidar sus pesadillas.>>

Capítulo 24: Ajeno.

La semana había sido tediosa para Hermione y todo debido a la ausencia de su compañero, Draco Malfoy. Primero el trabajo en las clases con los alumnos de estudios muggles había aumentado, porque aunque Draco nunca hiciese nada, por lo menos mantenía a ralla a los alumnos de Slytherin y sin él la clase era un caos de notas, risas, voces, hechizos y faltas de respeto; no les quitaba más puntos porque eso afectaría a Gryffindor. También había aumentado el ritmo de sus clases de baile, ya que ahora su pareja era Gabriel el cual parecía no cansarse nunca, dejándola agotada.
Y bueno, luego estaba el detalle del regalo, el cual abrió en su sala común junto con Ginny, formándose de pronto un gran alboroto, el cual todavía a viernes duraba; Draco Malfoy le había prestado un gran collar que debía pesar cerca de medio kilo y era prácticamente todo diamantes y de los buenos; era una gargantilla de oro blanco que iba pegada al cuello, resaltándolo, para luego abrirse en un mar de formas y piedras brillantes que iban en forma de abanico hasta el comienzo de sus pechos, llegando justo a lo que se consideraría un escote llamativo pero elegante, para terminar, en medio de todos los diamantes y delicados detalles una gran esmeralda brillaba justo a la altura apropiada, entre sus clavículas, en el hueco del cuello.
No había querido probárselo, aquello era demasiado y entendía perfectamente el comentario de Draco, porque ella que tenía sabía perfectamente lo que costaba un diamante y aquel collar debía tener cientos, todos perfectos, brillantes y transparentes como el agua, pero su determinación flaqueo ante la insistencia de todas sus compañeras, las cuales miraban a Hermione con una envidia demasiado grande como para ser disimulada, pero el colmo fue cuando todas vieron que debajo del estuche del collar había algo aún más increíble, el autentico regalo; niebla.
Hasta ella comprendió el valor del regalo, porque había leído alguna vez que hacía siglos, la gran hechicera Morgana, había recibido varios regalos de Arturo, su medio hermano, el cual estaba enamorado de ella y convenció a Merlín para crear algo único para la gran hechicera, porque ella adoraba la tierra, el mar, el sol... Y Merlín hizo unas hermosas telas formadas de todo aquello que ella amaba, de estrellas, de río... de niebla. Aquello era un mito, pero cuando tuvo entre sus manos aquella tela de estado gaseoso que caía por su mano, de un tacto indefinido, porque era suave y aterciopelada, pero a la vez intangible... Era, simple y llanamente niebla. Ahora todo Hogwarts cuchicheaba sobre quién podría ser el gran donante de semejantes joyas y de por qué, de entre todas las chicas de Hogwarts, la eligió precisamente a ella para semejante regalo. Aunque ella conocía la respuesta de la primera pregunta, respuesta que se llevaría a la tumba, bien era cierto que se moría por saber respecto a la segunda... ¿Por qué ella? ¿Por qué no Pansy Parkinson, Astoria Greengrass, Daphne Greengrass...? ¿Por qué no a una de sus muchas amantes? Pero lo que de verdad se le hacía cuesta arriba era el no tener a su compañero allí, el no poder mirarlo fijamente a los ojos durante horas, el no poder disfrutar de su silencio... Desde que él se fue, las pesadillas eran muchos más terribles, pero ninguna lo fue tanto como la de aquel momento...
La habitación estaba a oscuras, pero la reconocía, era el salón de la Mansión Malfoy, con su imponente chimenea de piedra. Era cierto que estaba oscuro, las grandes ventanas habían sido tapadas con gruesas cortinas que tapaban la luz de la luna que aún permanecía casi completa, pero eso no le impedía ver a la perfección, intuir cada detalle... Intentó hablar pero le fue imposible.
De repente unos presurosos pasos al otro lado de la gran puerta la sacaron de sus pensamientos, alguien venía, podía diferenciar claramente las pisadas de al menos tres hombres, los cuales además murmuraban levemente alguna que otra vez, escuchó pasos subiendo las escaleras y un grito, un grito desgarrador, de terror, de dolor... Un dolor mucho más allá del físico. También escuchó una voz dura y fría lanzando hechizos, luego el ruido de algún mueble al quebrarse bajo el peso de alguien. Pero todo el barullo culminó en cuestión de minutos con un sonoro golpe, ahora lo único que se oían eran pasos que arrastraban algo, de fondo un llanto.
Tenía el corazón encogido, sabía que no respiraba, pero si lo hubiese hecho en aquel momento no hubiese encontrado el aire. Los minutos pasaban y la melodía macabra que había comenzado un rato antes aún se oía, solo que cada vez más cerca, para culminar con un sonoro portazo, ante ella tres hombres vestidos con túnicas y capas negras y la reconocible máscara; mortifagos. El primero pasó con aire digno en la estancia sin verla, avanzó y se sentó en uno de los sillones de piel verde que allí había, tras esto Hermione dedicó atención al segundo, que para su espanto llevaba casi a rastras a Narcissa Malfoy, la cual gimoteaba en su llanto con los ojos abiertos y perdidos en la nada, temblaba y su aspecto queda muy lejos de la perfecta mujer que conocía, porque sus ojos azules estaban perdidos y carentes de brillo, rodeados de profundas ojeras, su piel estaba amarillenta y habían aumentado sus arrugas, su cabello dejaba notar algunas canas, los labios estaban agrietados... Y su camisón dejaba ver que estaba demasiado delgada.
Pero no pudo ver como la sentaban en el sillón y la ataban mágicamente, tampoco como la obligaban a salir del trance en el que se hallaba... Porque toda su atención se puso sobre el tercer enmascarado, el cual era notablemente el más alto del grupo y cargaba un bulto a su espalda, un bulto que Hermione reconoció como Draco Malfoy.
Draco estaba pálido como la muerte, sus ojos cerrados y los labios llenos de su sangre, la cual provenía del interior de su boca por lo que la castaña podía ver a través de sus labios entre abiertos... Estaba despeinado y llevaba su pijama favorito, el cual consistía en una camiseta grande y ancha de su equipo de Quidditch, Slytherin y un pantalón gris de chándal... Sabía que era su favorito porque a diferencia de sus otros pijamas de seda y algodón, este lo usaba el mayor tiempo posible y acordarse de algo como Draco en la cama de al lado, ambos seguros en su dormitorio de Hogwarts la hizo estremecer... aquello era tan real.
-Despiertalo.
La voz del primer hombre la hizo estremecer, mientras el hombre más corpulento obedecía, lanzaba a Draco al suelo y lo reanimaba con su varita, el joven despertó confuso, pero no tardó ni medio segundo en ponerse en posición defensiva, aunque él también como Hermione sabía que estaba desarmado.
-Draco, quédate quieto-. Y el aludido lo obedeció en cuanto vio lo que el cabecilla tenía a su lado, su madre que lloraba y era apuntada con la varita.
-¿Qué queréis?
-La verdad Draco, solo la verdad.
El cabecilla se puso en pie y comenzó a andar en círculos alrededor de Draco, mientras que el hombre que había transportado a Narcissa la apuntaba con su varita y el matón de casi dos metros se posicionaba cerca de la puerta.
-¿Traicionaste a los nuestros?- preguntó por fin el cabecilla.
-No.
Y aunque la voz de Draco mostraba seguridad su expresión, su mirada, reveló la mentira y aquello horrorizó y atrajo a Hermione por igual.
-Respuesta equivocada-. Y su sagaz respuesta fue ahogada por los gritos de Narcissa.
-¡Parad!- gritó Draco queriendo acercarse a ella-. ¡Si! ¡Lo hice!- siguió gritando, para luego caer al suelo de rodillas viendo como su madre respiraba agitada y lloraba con sus ojos puestos en él, llenos de dolor, pero no por la maldición cruciatus que había soportado, si no por miedo al destino de su hijo.
-Así me gusta, jovencito... ¿Cuál fue exactamente tu misión?- prosiguió el mortifago para luego darle una fuerte patada y lanzarlo hacía atrás con la cara llena de sangre.
-Era un cebo de la Orden del Fénix- pronunció tras recuperar el aliento.
-¡Explicate!- gritó el jefe para luego dirigirse a Narcissa y torturarla nuevamente.
-¡Parad! ¡Dejadla y haré lo que queráis!
Y Hermione supo por la actitud de los tres hombres que tenían a Draco justo dónde lo querían.
-La Orden del Fénix me utilizó para que ofreciera a Voldemort la vida de Dumblendore por el perdón de mi familia; todo era un plan de la Orden... Yo tenía que fingir que quería matar al director para que así todo ocurriera como ocurrió...- Y no pudo continuar porque una nueva patada en su costado lo había arrojado junto a la chimenea.
-¿Cuánto?- Y la joven tembló ante aquella voz casi de ultra tumba.
-¿Cuánto qué?- jadeo Draco mirando en la dirección del castaña, como si la viera y ella quiso por un momento poder ayudar al Draco de sus sueños.
-¿Cuánto llevas ayudándolos?
-Desde segundo, cuando ayudé a Granger con el basilisco- y una tras otra, decenas de patadas se toparon con el cuerpo del joven, Hermione lloraba en silencio, la joven quiso escuchar más, pero entre gritos y risas todo se desvaneció y cuando abrió los ojos vio a McGonagall sacudiéndola en su cama...

-¡Señorita Granger, corra!
-¿Qué ocurre?- preguntó a la directora mientras corrían por los pasillos de Hogwarts a altas horas de la noche, los gritos de Draco en su sueño aún la acosaban.
-Han atacado al señor Malfoy y su madre en su mansión, está muy grave.
Y ella que jamás creyó en la adivinación quedó inmóvil unos segundos en aquel oscuro pasillo, sin importar como el frío penetraba por sus pies descalzos... Porque no había sido solo un sueño.

En el próximo capítulo...
<<-Minerva, sabíamos que no sería fácil, pero todo saldrá bien...
-¡Casi lo matan!- gritó dolida.>>

Info.

2 comentarios:

  1. Por Dios, casi lloro con este capi!! Hermione ahora es adivina, pobre Draco!!! no los hagas sufrir tanto!!!
    Sube la conti pronto!!!! :( esta cada vez más interesante el fic!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oh! Lo siento (?) pero como dicen: Todo en esta vida ocurre por algo. Y no, tranquila, Hermione no es vidente pero algo de lo que solía decir la profesora Trelawney es cierto... cuando uno está receptivo puede ver y sentir cosas que normalmente no hace y el vínculo con Draco está haciendo eso posible... Me alegra siempre que subo encontrar un comentario tuyo y que la historia te guste =) Ya hay cap nuevo, espero lo disfrutes.

      Eliminar