martes, 24 de abril de 2012

Capítulo 5: Bienvenida (Si es que alguna...).


En el capítulo anterior...
<<¿Qué contaba más, el haber atentado contra ella o el haberse arrepentido y salvarla? La balanza se inclinaba peligrosamente hacía la segunda opción.>>

Capítulo 5: Bienvenida.

Faltaban tan solo unos minutos para que el Hogwarts Express llegara y Hermione no paraba de dar vueltas por el vestíbulo, de una lado para otro, poniéndose un mechón de pelo tras su oreja derecha o mirándose las uñas, estaba nerviosa por volver a ver a Harry, pero sobre todo por ver a Ron, el cual ahora era algo entre un rollo o un novio y al cual no había visto desde una semana después de la derrota del Voldemort.
Los cinco días en Hogwarts había transcurrido rápidamente, quien lo iba a negar, habían estado muy atareados ayudando a McGonagall a preparar los detalles de última hora, como por ejemplo, lanzar el hechizo en el gran comedor para que el cielo se viera en él. También habían ido ayudando a colocar y adecentar las aulas, colocando en fila las mesas y sillas y dejando tiza. Y todos habían tenido que adecentar sus dormitorios correspondientes, colocando el número de camas indicado por el jefe de casa. Habían conocido a los nuevos profesores y jefes de casa y además, había ido enterándose de las novedades del año, aparte también de las diferentes contraseñas. Aunque Hermione tuvo dos trabajos extras, el primero, realizar el discurso de bienvenida, el cual había hecho, borrado y rehecho tantas veces como pelos en la cabeza tenía. Pero la peor de sus tareas era sin duda ayudar a Draco Malfoy, el maldito (ex)mortifago, creído, despreciable, frío, despectivo, chulo, desagradable, hurón, inaguantable y desagradecido prefecto de Slytherin.
La poción no había sido difícil de volver a elaborar y gracias a que en aquella semana la luna había estado llena había podido hacerla en grandes cantidades, suficiente como para aguantar hasta el mes siguiente con el doble consumo que debía realizar Malfoy. Pero lo difícil había sido llegar a poder saber cuanta necesitaba y cómo dársela sin ser muy obvio, tampoco había sido fácil acordar gracias a McGonagall el como llevaría su doble vida, teniendo un cambio de última hora en el plan. Pero sin lugar a dudas, lo peor de todo, lo más insoportable y que la hacía hervir la sangre era la forma tan pasiva de llevar el tema que el individuo en cuestión había tomado, no es que esperara una caja de bombones con una tarjeta de agradecimiento, pero un simple <Granger, perdona por haberte estrangulado hasta el paro respiratorio> no hubiese estado mal. La desquiciaba. Pero aquella ira que calentaba su sangre quedó ahogada en nervios cuando a raudales entraron cientos de alumnos al vestíbulo y ella y sus compañeros, incluido Malfoy en su forma de moreno de ojos azules, empezaron a impartir orden.
-¡Atención!- gritó el prefecto Alex, de Ravenclaw amplificando su voz gracias a la varita-. ¡Silencio!- gritó ahora más fuerte, haciendo que todos callaran de una vez-. Gracias, bienvenidos un año más, ahora, si sois tan amables iremos llamando a los cursos de las diferentes casas para que de forma ordenada toméis asientos en el gran comedor...- Hermione miró al suelo nerviosa, aquella tarea de profesores había sido relegada a ellos y eso la hacía poner de los nervios.
-Alumnos de Hufflepuff de séptimo y sexto año, entrad- dijo con el mismo truco Tina-. Última mesa a la izquierda.
-Alumnos de Ravenclaw- dijo en la misma línea Alex- de séptimo y sexto año, segunda mesa a la izquierda.
-Alumnos de Gryffindor de séptimo y sexto año- dijo lo más claro que pudo- segunda mesa a la derecha.
-Alumnos de Slytherin- gritó Draco con aquella autoridad tan propia de él- de séptimo y sexto año, última mesa a la derecha-dijo- ¡Rápido!- continuó para disolver los corrillos de serpientes que comentaban sobre él, el nuevo alumno.
Y así, de poco a poco fueron dejando entrar a los alumnos de sus casas al comedor, lo suficientemente rápido como para poder entrar segundos antes que los alumnos de primer año, sentándose en el asiento más cercano al atril, pendientes de si se les requería.

-Bueno, después de la ceremonia de Selección es tradición que el director o directora de Hogwarts de un discurso de bienvenida, pero dado que las cosas cambian, este año os dará la bienvenida la alumna de Séptimo, premio anual y prefecta de Gryffindor, Hermione Granger- dijo Minerva McGonagall, mientras que apremiaba a su alumna preferida ha tomar posición delante del atril y por ende, de sus compañeros.
-Hola, buenas noches a todos- comenzó la castaña-, lo primero daros la bienvenida a Hogwarts, el que será nuestro hogar durante este año y felicitar a los alumnos de primero por su ingreso en sus correspondientes casas- siguió, tan nerviosa que creía empezaría a tartamudear el cualquier momento-, recordándoles que estas serán su familia durante el resto de sus estudios y no solo por la copa de la casa, como muchos pensareis en este momento, si no porque con el tiempo los sentiréis como hermanos y hermanas- prosiguió, ignorando los cuchicheos y risas de Slytherin-, porque con ellos compartiréis todo, el éxito y el fracaso, los estudios y la diversión, el desayuno y hasta si me apuráis, el baño- dijo consiguiendo algunas risas y sonrisas entre sus compañeros, los cuales le infundieron ánimos-. Y no solo sentiréis esto por vuestros compañeros de casa, si no por la gran mayoría de estudiantes de Hogwarts, con los que compartiréis clases y horas de estudio, incluso puede que algún castigo, porque me atrevería a decir que lo más importante de Hogwarts no es la educación que se recibe, si no los valores que aprendemos entre estos muros- a este punto, algunos alumnos de Slytherin se revolcaban de risa, pero aquello no le importó lo más mínimo-, el valor, el compañerismo, la capacidad de esfuerzo y sacrificio, el trabajo duro, la astucia... Todo esto es lo que hemos aprendido en este que ha sido nuestro hogar los últimos años, aquí hemos reído y llorado, hemos conocido la amistad y el amor, también el odio- añadió al mirar fijamente a Draco Malfoy que la miraba de forma burlona-. Y aquí, entre estos muros, hace menos de tres meses muchos dieron su vida por esto, por amistad, por odio, por amor. Sé que muchos miraréis a ciertos compañeros de desprecio por sus decisiones pasadas, lo comprendo- añadió con sinceridad-, pero antes de culminar quiero recordaros que en la naturaleza humana está el errar y arrepentirse, de igual forma que el odiar y perdonar y que nosotros, con nuestros defectos y virtudes no somos quienes para juzgar a nadie, ni sus ideas, ni sus actos, ni tampoco sus circunstancias, siendo importante que no olvidéis que si hubo gente que dio su vida para un mundo mejor, el tomarnos la justicia por nuestra mano, tan solo es una deshonra para su memoria. Y con este último pensamiento de recuerdo para aquellos que murieron aquí os deseo un año productivo y lleno de buenos momentos, cediéndole de nuevo al palabra a la directora McGonagall.
Cuando Hermione regresó a la mesa todos sus compañeros la felicitaron por el discurso, incluso de la mesa de Ravenclaw algunos se acercaron con el mismo propósito y aunque, en la mesa de Slytherin intentaran molestarla con sus burlas, no lo consiguieron. Aunque la distrajeron del discurso de McGonagall.
-... Como iba diciendo, este año seguiremos llevando acabo el torneo de Quidditch y la copa de la casa, solo que con una pequeña, gran diferencia- dijo con una extraña mirada, haciendo que todos contuvieran el aliento, expectantes-. Cómo todos los alumnos desde segundo en adelante habréis estudiado en Historia de la Magia, Hogwarts comenzó con dichas competiciones siglos atrás, pero en aquella época había una notable diferencia, la cual se dejó en desuso hace trescientos años, esta diferencia es el hermanamiento de casas- todos en la mesa de Gryffindor miraron a Hermione, la cual no solo lo sabía, si no que ya había sido informada por la directora-. Esto implica que no solo el comportamiento de vuestros compañeros de casa os influirá, si no el de vuestra casa hermanada, siendo dados o arrebatados la mitad de los puntos que esta gane o pierda y viceversa, como ejemplo práctico, si Ravenclaw está hermanado con Gryffindor y gana cincuenta puntos, Gryffindor ganará veinticinco, pero si en vez de ganarlos los perdiera, Gryffindor perdería veinticinco puntos. Esto fomentará el compañerismo entre casas y hará más interesante la competición; en unos minutos el sombrero seleccionador será colocado en los cuatro prefectos y según sus aptitudes unirá las casas para que cooperen, esto no será sencillo, pero si gratificante. También he de decir que por desgracia, no hemos podido rellenar la vacante de Estudios Muggles y por ello hemos decidido, ya que poseemos tres prefectos con familia muggle que sean estos los que impartan dicha clase. He de añadir que como siempre las clases unirán en un mismo aula a dos casas y por ello, serán los hermanamientos los que influyan en ello. Y por último, pero no menos importante, decir que para re-unificar el mundo mágico, Hogwarts a invitado como hace cuatro años a las escuelas de Durmstrang y Beaxbatons a participar en el baile de navidad. Pero ahora, sin más dilación, veremos los hermanamientos de casas.
-Hermione...- dijo Harry antes de que esta se levantara- por dios, que no sea Slytherin.
La castaña sonrió ante esto y susurró un <tranquilo Harry> antes de subir al estrado, porque como bien sabía hacía más de seiscientos años que Slytherin y Gryffindor no habían sido hermanados y esa fue la única vez en mil años de historia... Además ¿Qué tenían en común Malfoy y ella? Nada.
-Comenzaremos por usted, señorita King.
Tina se sentó y el sombrero seleccionador tomó unos instantes antes de pedir que el siguiente tomara asiento, dejando el veredicto para el final.
-Señor Legendre- dijo McGonagall para referirse al falso aspecto de Malfoy, dejando de nuevo que transcurrieran unos segundos, el sombrero llamó al siguiente-. Señor Hill, su turno-. Esta vez el sombrero apenas tuvo que posarse sobre la cabellera de Alex, dejando claro que su decisión ya estaba más bien tomada...- Señorita Granger, le toca.
Hermione se sentía nerviosa y aunque sabía que era posible, una parte de ella le decía que le tocaría con el cerdo de Malfoy, entonces una voz conocida de hace años resonó en su cabeza.
-Un placer estar nuevamente en tu mente, Hermione -dijo el sombrero seleccionador amablemente-, has cambiado mucho durante estos años, lo noto, has oscurecido tu alma... Bien, ya tengo una decisión-. Y antes siquiera de que la directora retirada el sombrero de su cabeza, este hablo con su voz grave y fuerte a todos los alumnos-: ¡Ravenclaw y Hufflepuff! ¡Gryffindor y Slytherin!

En el próximo capítulo...
<<-No, no, no, no, no, no, debe haber un error- gimió angustiada Hermione, caminando por la tarima y mirando desesperada al sombrero, para luego re-emprender la marcha y agarrarse el rostro casi al borde del llanto, aquello se llamaba ser gafe. >>


Capítulo dedicado a Black Hole.

No hay comentarios:

Publicar un comentario